Mucho tiempo ha pasado desde mi última
colaboración para este estimado espacio, y para ser sinceros, poco hubo que
destacar en materia futbolística durante ese ínterin. El partido que enfrentaba
a los dos punteros de las eliminatorias, Argentina-Colombia, parecía, a priori,
un encuentro digno de revicionar, aunque, claro está, aparecía un tanto
devaluado por la falta de por lo menos 3 figuras de esas que hacen delirar a
grandes y chicos con su magia: La pulga Messi, Teo Gutiérrez, y el más
importante, Don Fernando Niembraaaa.
De a poquito el clima se fue
armando en Núñez. Encabezado por el técnico argento la selección salió de la
manga llena de jugadores del ámbito local, fieles practicantes del fútbol
gaucho, y colmados de gratitud por todo lo que esta tierra les supo dar.
Después salió el otro equipo: Argentina. Con la tribuna entonando el “♫ El que no salta… no va al Mundial! ♫”
tan típico a esta altura de las eliminatorias, todos en la cancha se empezaron
a mover y a calentar, salvo Sergio Romero que se quedó paradito y quieto
mirando todo, para no contradecir al canto.
Una vez pitado el inicio por el
árbitro Escalante (hombre sospechoso, digno de ser investigado, manténganse
atentos) se hicieron evidentes los graves problemas de descoordinación en la defensa de Colombia
comandada por un Yepes que, tal vez traumado por algún ‘caño’ en su pasado,
caminaba como un pingüino sin poder anticipar a naidessssssss.
Argentina asestó su primer
puntazo luego de una falta brusca de Aguilar (apellido célebre para hacer daño
en River) al Kun, que Di María canjeó por centro a la olla finalmente rechazado.
No está muy claro si es que los cafeteros tenían la cabeza puesta en el partido
que se estaba disputando en La Paz o que ,
pero cada despeje frontal que metían se elevaba a unos 6000 de altura complicando más ellos mismos a su guardameta que los delanteros rivales.
Di Maria: una pesadilla para el fondo
Colombiano.
(no está mucho menos feo que el original)
Ya pasado el primer rato Argentina parecía acomodarse mejor en el partido, principalmente por el excelente desempeño de Angelito Di María, que era por lejos el más activo y peligroso de la cancha y había podido conjugarse muy bien con Higuaín en dos o tres jugadas con pases exactos que lo dejaron al Pipa cara a cara con el Uno tricolor, que se tapó todo.
Otro que supo como conjugar bien
fue Montillo. Se ve que le sacó provecho al cursito express de castellano que
le había sugerido Sabella luego de notar como se le había pegado esa
desagradable pronunciación gutural tan común en personas de estadía prolongada
en Chile. Y refiero a esto porque la verdad que es más bien magro lo que,
futbolísticamente hablando, se puede destacar de la performance del doble de
Mex Urtizberea.
La escuadra nacional estaba
claramente dividida. Adelante el “volumen de juego”(?) que desplegaba el
volante del Madrid avasallaba totalmente a los de Pekerman, pero atrás se
adivinaban las primeras desinteligencias severas en defensa que hasta ahí no
había sido por demás apretada. De hecho las veces que Colombia construyó una ocasión
de gol podían ser contadas con los dedos se una mano. De Romero, que parecía no
tener los dedos del todo bien formados cada vez que ‘muñoneba’ una puñetazo
para rechazar el balón a unos metros. Igual cabe señalar que durante ese rapto
de ofensivas siempre que se lo exigió, nuestro arquero apareció. Tal y como
aparece un espectro en una mansión embrujada, pero pareció al fin, manteniendo
el cero.
Mordiendo la media hora de juego,
El Pipa Higuaín picó por izquierda para alcanzar una pelota al vacío pero se encontró
con un Zapata(zo) de frente que lo desestabilizó, y lo hizo volar un trecho
aterrizando sobre el arquero rival. La pirueta en el aire fue de lo más confusa
y cerró con un intercambio de puntinazos picante entre Zapata y el delantero
argentino. Acá el referí Escalante (de quien seguimos indagando sobre su
pasado, confiamos en hallar algo comprometedor) tomó protagonismo absoluto
cuando revoleó dos rojas directas al aire en una resolución incomprensible,
perjudicando al atacante albilcelestes que había sido quien recibió la
falta y supuestamente había tumbado al arquero rival en un choque invisible. La
idea original de Sabella de imprimirle al plantel una dinámica de Papi fútbol
estuvo bastante cerca de concretarse, no por las jugadas de potrero, sinó
porque ambos equipos se iban acercando peligrosamente a tener 5 jugadores en
cancha, como que siguieran cascándose.
Sin alguno había ido a la cancha
con esperanzas de ver algún gol, entre Messi que estaba roto, el Pipa que marchaba
para las duchas bien tempranito, y los cafeteros que hachaban de lo lindo a
cualquiera que se acercara al área, el entretiempo parecía caérsenos encima con
el marcador indefectiblemente cerrado. Como un Marcelo Tinelli endemoniado
Agüero surgía como la única razón para mantener el televisor prendido por más
barata y mediocre que pareciera la propuesta. Pero al igual que el Cabezón, el
Kun desaprovechó su cuarto de hora de protagonismo buscando el aire que
nunca pudo encontrar.
A pesar de la falta de poderío
ofensivo del combinado local la última línea colombiana seguía siendo un
colador, por el que el Fideo pasaba tranquilamente. El duelo personal entre
Angelito y un Yepes de 37 años, más que un partido de fútbol parecía una
emisión de Desafío Volver con Pancho Ibáñez, donde el reto de destreza para el
longevo era despejar un centro lánguido sin mandarla irreparablemente al
corner. En fin, al arrimarnos al pitazo de los 45’ la defensa de Colombia se
puso especialmente oscura, fea y ordinaria. Y esa parecía ser la única razón
por la que Agüero se sentía seducido a encararla una y otra vez, aunque fue sin mayor
perjuicio.
Entretiempo, momento de
reflexión. Lo primero que me salió pensar era que con tanto cambio de horario
que había sufrido el fútbol últimamente me había equivocado y había enganchado
una repetición de ‘100% Lucha’ o de ‘La Guerra de los Roces’, que Virginia Lago había
anunciado como un drama de la vida real con mucha violencia. Pero no, parece
que estaba viendo a Argentina nomás. Por suerte la clasificación no peligraba
porque el partido estaba condenado a terminar con un 0 a 0 sellado…. SAAAALVO QUE
LLAME PEKERRRRRMAN! (a Teo).
Durante la segunda mitad el
partido se desarrolló prolijamente, pero fue mucho más aburrido. Argentina se
atomizó y se hizo notar más desde la técnica individual que desde el juego colectivo. De hecho el único colectivo
que hubo en cancha fue un 142 que se tuvo que tomar Agüero para alcanzar los pelotazos
pasadísimos que Montillo le disparaba desde 60 metros . Horroroso.
Podrido de que la ardilla no
cumpliera ni en lo más mínimo con las expectativas de armado, Alejandro Sabella
se dignó a meter el cambio por alguien que pudiera hacer algo de Lío. Minuto 57’ , empezaba verdaderamente el
partido. Minuto 57’ ,
empezaba el Fútbol.
Tal y como en la Yugoslavia
convulsionada de los años 70, donde los ministros ocultaron públicamente la
muerte del Mariscal Tito para mantener la moral nacional unida, Messi en una
pierna y con dos meses de estancamiento físico hizo más por despertar a su selección
que cualquier otro. Los Colombianos ‘paniquearon’ y reorganizaron todas sus
marcas personales, sus compañeros se contagiaron, lo empezaron a rodear y volvieron a pisar el
área rival. Con su estereotípico pasito corto, casi etéreo (el mismo que hace
un tiempo inspirara a Niembaaaa a decir “Cuando Messssi avanza corriendo parece que
ssse va transsssladando en una bicicleta. Una de esssas BIcicletas de una rueda
sola”), iba deambulando por las cercanías del área rival ilusionando
a la parcialidad gaucha y animando a sus pares. Tanto movió los hilos que
hasta el delantero del Manchester City pudo llegar al gol, aunque fuera bien
anulado luego por posición adelantada.
Después de arrastrase hacia la
hora de juego el partido parecía haber revivido, pero sin llegar a hacer daño
en las redes. La bronca fuerte llegó a los 70’ cuando Messi deja pasar un centro rastrero
desde la izquierda que encuentra el pie de Agüero para hundirse en el arco. El
pito Escalante (de quien nos ha llegado un video turbio de su juventud, esperamos
confirmar el dato) decidió volver a anularle otro gol al Kun, por una posición
ilegal de Messi, que NO la había tocado, y que en última instancia tampoco
estaba en offside. Bochorno y protestas por los cuatro costados, aunque el
reclamo específico en sí quedó opacado por todos los demás fallos que estaban
por venir.
Mascherano, una de las perpetuas
figuras del equipo, estaba jugando excelente como volante Y como defensor y se
tuvo que comer un par de cortitos de expulsión que solo fueron castigadas
(aunque pareció más bien un premio) con una tibia amarella. Varios sufrieron
chispazos por el carril izquierdo, entre ellos Garay que andaba por ahí, con un
opaco Falcao que mientras le rezaba al siñurcito de los milagros todo misericordioso
iba con la doble plancha voladora sin otra intención que la de astillar
fisonomías ajenas. De la tribuna le caía sobre las espaldas el
cantito éxito de Ricardo García: “♫Que mala leche sos, que mala leche! no
servís ni pa’ yogurt ni pa’ queso roquefort! ♫”
Faltando el último tramo para la
finalización del match el que más se movía era Sabella. Iba y venía preocupado,
porque la delantera no rendía. Ezequiel Lavezzi que ingresó un rato parecía Ben
Affleck en Argo en la escena que recién se levanta con la ropa de ayer y se
tambalea hasta el laburo medio boleado sin saber que lo van a mandar a negociar
con terroristas iraníes. Por su parte Aguëro parecía ser el más afectado por
el apunamiento. Lo raro era que no estábamos jugando en La Paz , a lo mejor el efecto
psicológico de Quito le estaba pegando por adelantado, no se.
Caía con decepción la persiana de
una velada que prometía mucha acción y se quedó en el diome de todo cosechando un magro 0-0 final. El equipo
de José dejó bastante que desear, las prematuras expulsiones lo desvirtuaron y obligaron
a quemar los cartuchos de los cambios antes de tiempo. Aún así logró cumplir efectivamente
el slogan de Yogurísimo: ‘Que Pachorra no
te ataque’, aunque más por desmérito ajeno que por aciertos propios.
Pitados los 90’ y finiquitado el trámite
clasificatorio el plantel albiceleste se le fue al humo al cuerpo arbitral para
reclamarle por todo tipo de faltas: el offside mal cobrado, los foules
ignorados y las tarjetas mal sacadas, sin darse cuenta de lo más importante: falta
de futbol no se cobra.
Para colmo de males cuando Messi
se disponía a hablar con la prensa un desquiciado le robó la camiseta y se fue
corriendo. Dicen los testigos que el caco era nada menos que el árbitro Escalante,
a quien ya no le quedaban más cosas por robar. Me llegan datos oficiales que
confirman nuestras investigaciones: tenemos en exclusiva los ‘early years’ de Escalante en un vídeo
que los va a dejar pasmados. Cerramos así nuestra review:
Escalante, mejor dedicate al canto,
que como referí te cagás de hambre!